La vacuna que desarrollaron Oxford y AstraZeneca no se basa en una tecnología novedosa como la del ARN mensajero, usada por Pfizer-BioNTech y Moderna, sino más bien en una tecnología un poco más conocida.
Esta vacuna usa los vectores virales, es decir, ingresa un virus auxiliar a las células, en este caso un adenovirus que lleva en su interior un fragmento del coronavirus, refiriéndonos a las instrucciones genéticas para fabricar sus proteínas espiga y cuando las células se ponen a fabricarlo, el sistema inmune las reconoce como intrusas y produce anticuerpos para atacarlas.
La siguiente vez, si aparecen coronavirus completos, el sistema inmune sabe bien qué hacer y evita la infección.
No sólo es bueno contar con más vacunas efectivas sino que esta es una vacuna muy prometedora debido a sus características, resulta más barata de fabricar y no necesita almacenarse ni transportarse a temperaturas tan bajas, como sucede con las vacunas de ARN.
Pascal Soriot, director ejecutivo de la compañía farmacéutica AstraZeneca anunció que su vacuna ya ha mostrado más de 90% de efectividad.